Para mí, la naturaleza es todo y está en todo. Soy yo misma, mi esencia, mis sentimientos, mi piel y mi día a día. Es mi pareja, mi familia, mis amigos, mis gatas. Está en mi habitación y en la luz que entra cada mañana por la ventana. En los lugares a los que viajo y que, con el tiempo, acaban formando parte de mí. Son los veranos en Formentera, el olor de los pinos moviéndose con el viento, un rayo de sol en la piel, la sal del mar en los labios y la arena entre los dedos de mis pies, la fruta salada, el olor a hinojo en el camino a casa. Es infancia, inocencia, calma y soledad.