Aprendí todo de Charles Dowding, pionero en este sistema. Primero: no se interviene en el suelo, así sus organismos puedan trabajar y multiplicarse. La mayoría de los suelos cuentan con una estructura para que las raíces crezcan y los nutrientes alimenten las plantas. Billones de hilos fúngicos, nematodos y lombrices -por nombrar algunos- trabajan justo bajo nuestros pies. Necesitamos ayudarles para que nos ayuden. Segundo: los organismos se alimentan con materia orgánica en la superficie, tal como ocurre en la naturaleza, pero más rápido. La idea es alimentar el suelo, no las plantas, y permitir que este haga su magia. Los nutrientes están disponibles cuando las plantas los necesitan. Las raíces piden comida y humedad a los hongos, que funcionan mejor sin ser perturbados. Tercero: la alimentación de las plantas es más una cuestión de biología (hongos) que de química (nutrientes o minerales). No cavar aumenta la capacidad de las plantas para encontrar alimentos. Los mantillos de compost sirven como fuente rápida de alimento para los organismos del suelo y mejoran su actividad, mejorando así la estructura del suelo. En otras palabras, el sistema sin excavación es una forma de agricultura regenerativa beneficiosa para la sostenibilidad, rápida, sencilla y productiva. Se basa en devolver a la tierra lo que hemos tomado de ella.