Toma algo tan inmenso como el océano y obsérvalo de cerca, muy, muy de cerca: reconoce la naturaleza bella, única y efímera de cada ola, de cada gota de agua en constante movimiento. En nuestra propia singularidad, ¿realmente comprendemos cuán conectados estamos con el resto del universo? ¿Estamos alguna vez lo suficientemente presentes como para realmente ser conscientes de esto? ¿Sabe el océano que el mar existe?  

A través de esta serie, que refleja mi conexión con el océano Atlántico y el vínculo de Nuria con el mar Mediterráneo, queremos tender un puente que genere una conversación sobre la comunidad y la conexión con la naturaleza – hay algo mágico bajo cada piedra, grano de arena, en las nubes y en el viento. Nuestra devoción por la naturaleza, presente en todo nuestro trabajo, nos ha unido para colaborar tras años de amistad. El proyecto comienza en Fuerteventura, donde pasé gran parte de mi infancia, con una serie de fotografías de paisajes oceánicos que pretenden retratar el carácter único de sus olas – es casi como si contuvieran el universo en su interior, cada una es única a su manera, son gotas que forman constelaciones.

La mayor parte de mi trabajo tiene que ver con la conexión. Consiste en trazar líneas en la arena que me acerquen a las personas que quiero y admiro. Con Nuria, de quien soy amiga desde hace años, esta cuestión estaba clara: ¿cómo se conectan nuestros mundos? Una vez planteada la pregunta, empezó la búsqueda de respuestas. El Atlántico y el Mediterráneo, donde Nuria ha encontrado su lugar en la tierra, son tan parecidos y a la vez tan diferentes. Es hermoso que no sea una conexión obvia: hay cierta tensión, dos personajes extremadamente diferentes. ¿Dónde se encuentran? Al final surge la pregunta: ¿Sabe el océano que el mar existe?

Entonces comprendimos que lo que estábamos haciendo – explorar orgánicamente esta conexión tan personal entre su mundo y el mío –en realidad podía verse como algo más amplio y universal. Se trata de mostrar nuestro amor inquebrantable por la naturaleza en todas sus formas, de unir a la gente, de encontrar espacios donde podamos estar en comunidad con la naturaleza. La resiliencia de la naturaleza debería hacernos reflexionar, especialmente en estos tiempos de urgencia e inmediatez. Esperamos que retratar la indescriptible belleza y misterio de nuestro planeta ponga de relieve la importancia de respetar el mundo en que vivimos.

Estas fotografías del Atlántico se llevarán finalmente al Mediterráneo y se proyectarán sobre el mar en una instalación offline, conectando finalmente mi mundo y el de Nuria. En este momento de comunión entre el océano y el mar, ambas masas de agua se encontrarán finalmente en el reflejo de la proyección sobre la superficie del mar. Allí encontraremos nuestra respuesta: ¿Sabe el océano que el mar existe?

Escrito y dirigido por Pablo Curto
Producido por Sample 

Producción ejecutiva: Mayca Márquez & Edu Lozano
Productora: Gema Ruiz

Dirección de fotografía: Nauzet Gaspar
Asistente de cámara: Hector Quintero
Asistente de iluminación: Alejandro Rofera

Estilismo: Paula Delgado
Maquillaje y peluquería: Yadro Ochoa

Dirección de casting: La Santa
Modelo: Uma Vethakkan

Coordinación de postproducción: Marisa Mesonero
Postproducción:Daniel Sanchez Herrera
Colorista: Nadia Khairat
Diseño de sonido: Luis Ortega
Créditos de título: Javier Unknos

Asistente de producción: María Sanz Estev
Asistentes de producción: Idoya Perello & Mateo Beruqe

Agradecimientos especiales: Helena Fradera, Conrado López, Tessa Doniga, Jeremy Taffin
Desarrollado en estrecha colaboración con Sample, este proyecto no habría sido posible sin la pasión y la dedicación del todo el equipo. Muchas gracias a todos por ayudar a hacer realidad esta idea.